viernes, 16 de agosto de 2013

Miguel Grau Seminario (1834- 1879)

Almirante, político y héroe peruano. Ocupo un escaño en el Parlamento representando a Paita, su ciudad natal. Durante la Guerra del Pacifico se gana el apelativo de Caballero de los Mares por su hidalguía y respeto frente a los vencidos.

Miguel Grau Seminario


Orígenes:

Sus años en los buques mercantes

Se embarca desde los nueve años en el buque de un amigo de su padre, el cual naufraga. El pequeño Grau salva de milagro y regresa a clases. Al año siguiente convence nuevamente a su padre y se une a los buques mercantes, recorriendo los puertos de Asia, Oceanía, América, Europa y África.



Hijo de un oficial grancolombiano Juan Grau, teniente coronel que llego durante la Guerra de Independencia en las filas de Simón Bolívar, y de María Luisa Seminario, dama piurana.
La vida en Paita estuvo ligada siempre al mar, por lo que el pequeño Miguel Grau convence a su severo padre de dar su consentimiento para que pudiera embarcarse en un bergantín como ayudante, con tan solo nueve años de edad. Sin embargo, la nave zozobra y Grau se salva de milagro, logrando regresar a Paita. Al año siguiente vuelve a convencer a su padre de dejarlo ir nuevamente al mar. Esta vez de forma definitiva. El pequeño Grau recorre los principales puertos del mundo, incluyendo islas de Asia, Oceanía y África. De vez en cuando regresa a su natal Paita a reencontrarse con sus padres y hermanos, pero son temporadas cortas en que puede estar en casa.

Vida en la Marina de Guerra

Comienzos, separación y reincorporación a la Marina de Guerra del Perú

Regresa al país , se casa y se reincorpora a la Marina de Guerra como Guardamaestre en un buque menor de rueda. tres años después es ascendido y trasladado al mejor buque de la escuadra, el BAP Apurímac. De tendencia conservadora, no ve con buenos ojos la política de liberal Castilla y se une a la causa del ex-presidente General Vivanco. La revolución no prospera y Grau es separado de la Armada, por lo que regresa a la Marina mercante. Poco tiempo después los oficiales separados son reincorporados, entre ellos el Miguel Grau, quien regresa como oficial en retiro, pero es llamado al servicio en 1863 como Teniente Segundo, y en menos de tres meses Teniente Primero.



En 1853, después de recorrer el mundo y graduado en Inglaterra como Oficial de la Marina Mercante, regresa al Perú para unirse a la Marina de Guerra. En 1854 es incorporado como Guardiamarina, con tan solo 19 años.




Por esos años la escuadra iba en aumento. Los presidentes Ramón Castilla y Marquesado, y su sucesor y enemigo político Luis Rufino Echenique se preocupan en adquirir buques y sistemas nuevos para la Marina de Guerra.
Corría el 1856, y el ahora alférez Grau servía en el BAP Apurímac cuando estando en el sur estalla una revolución en Arequipa, liderada por Ignacio de Vivanco, General y ex-presidente del país.
El movimiento es aceptado con jubilo en la Marina de Guerra, uniéndose varios buques, entre ellos el Apurímac.
Sin embargo la rebelión no toma el rumbo esperado. Después de tomar Trujillo y Chiclayo, en el norte peruano, los vivanquistas huyen a Paita, donde se embarcan hacia el puerto del Callao, librando una terrible batalla en sus calles. El General Vivanco se traslada a Arequipa, donde resiste el asedio hasta 1858, año en que es derrotado definitivamente y los oficiales que lo apoyaron retirados del servicio, entre ellos Miguel Grau.
Ya fuera de la Marina de Guerra, Miguel Grau regresa a la Marina mercante como capitán de un buque ingles que viajaba de América a Asia. Es durante esta etapa en que en Perú estalla un conflicto con Ecuador, por entregar éste país territorios peruanos a acreedores ingleses en pago. Por ello el presidente Castilla ocupa Guayaquil.
En abril de 1861 el Congreso ordena que se inscriba a todos los jefes y oficiales del Ejercito y Armada que tomaron parte de la revolución de Vivanco. Grau regresa al Perú a fines de aquel año y pide se le consideren sus derechos, los mismos que son aceptados. Una vez solucionada su situación como oficial de la Armada en retiro, Grau regresa a la marina mercante durante el tiempo que dura el mandato de Castilla.
En setiembre de 1863 Grau es llamado a reincorporarse como oficial en actividad en la Armada, en el grado de Teniente Segundo. para diciembre era ya Teniente Primero.




Conflicto con España y posterior arresto

Debido a la crisis con España, se envía a Grau a Europa, junto a otros oficiales para acelerar las compras militares. Sin embargo, aunque se logra las adquisiciones, no llegan a tiempo. Los blindados BAP Independencia y BAP Huáscar llegan tiempo después del combate del Callao, que si bien no tuvo un claro vencedor, logró que la escuadra española no regresase mas a aguas sudamericanas, y no se hablara mas de la deuda de independencia. Grau participo en el BAP Unión.
Tiempo después un ambicioso proyecto del Estado, que planeaba la liberación de las colonias españolas- Filipinas, Puerto Rico y Cuba- y el bombardeo de puertos peninsulares no es del agrado de los marinos peruanos, quienes no aceptan al Contralmirante estadounidense Tucker como jefe de la Armada. Esto ocasiona un incidente con los marinos, quienes son procesados por insubordinación y arrestados. Aunque luego las ordenes eran revocadas y los oficiales devueltos a sus puestos.



Para 1864 el Gobierno peruano agilizaba la compra de buques para la Armada, en parte para cubrir los requerimientos de los nuevos tiempos, y en parte por le tensión cada vez mayor con España, país que aun no reconocía la independencia peruana y exigía el pago de deudas de guerra. Empeoraba la situación la presencia de buques españoles, que aunque oficialmente formaban parte de una misión científica, despertaban sospechas entre las ex-colonias.
 Mientras esto ocurre estalla una revuelta en una hacienda peruana, resultando un peón español muerto. La escuadra española ocupa las islas Chincha e izan su bandera, tomándola como reparación por los daños. La protesta no se hace esperar por parte de los representantes extranjeros en Perú, quienes anuncian que seguirán considerando las islas como peruanas.
Los oficiales en Europa consiguen las adquisiciones, entre ellas el que serían BAP Independencia y el legendario BAP Huáscar, pero no consiguen trasladarlas a tiempo. Después del combate del Dos de Mayo la escuadra española se retira para siempre de aguas sudamericanas y la guerra se da por concluida.



Después del rechazo a los buques españoles, se planea una invasión a las islas Filipinas y un posible bombardeo a puertos peninsulares. A la cabeza de la expedición estaba el Contralmirante de la Armada Estadounidense John Tucker. Los marinos peruanos, entre ellos Grau, rechazaron el ponerse a órdenes de un oficial extranjero en tan alocada aventura, por lo que fueron procesados y detenidos en San Lorenzo y luego en el Callao acusados de  insubordinación, deserción y traición.
Tiempo después son liberados y repuestos en sus funciones, mientras que el Contralmirante estadounidense es comisionado a la Amazonia, para explorar los ríos selváticos.



Grau y el monitor BAP Huáscar

Miguel Grau regresa a la Armada, después de permanecer por breve tiempo en la marina mercante. Es comisionado a Chile, donde se entera de los planes del Gobierno chileno por adquirir dos poderosos blindados a Inglaterra y la estandarización de sus FFAA.
El presidente Balta trata de adquirir dos buques mas poderosos que los ordenados a Chile, pero la casa Dreyfus obstaculiza la compra. Mientras se negocia estalla la revuelta de los hermanos Gutiérrez, que acaba con el asesinato de Balta y posterior asesinato de los revoltosos.
Grau como Jefe de la Escuadra se preocupa por mantener a los marinos instruidos, y como miembro del Parlamento denuncia el deterioro, abandono y desmantelamiento de la Armada.



Desde mayo de 1867 Grau sirve en un barco británico mercante hasta enero de 1868, cuando el General Diez- Canseco, ahora Presidente, le pide que se reincorpore a la Armada. En febrero era reincorporado como Capitán de Fragata y asignado como comandante del monitor BAP Huáscar.
Conserva el mando hasta 1876, año en que entra al Congreso como Diputado por Paita. En julio de 1868 asciende a Capitán de Navío Graduado.
En agosto llega es elegido presidente del país el Coronel José Balta, militar de excelente trayectoria que ha luchado al lado de Grau en las mismas revueltas y bajo los mismos ideales. Con él llega un periodo de aparente estabilidad política y económica. La infraestructura del país se enriquece con ferrocarriles, puertos, obras de irrigación, obras publicas, caminos, etc. El crecimiento sin precedentes oculta el verdadero motivo: el endeudamiento. La casa Dreyfus adelantaba dinero a cambio de la explotación y comercialización- en régimen de monopolio- del guano y salitre del país.
Durante esta época se adquiere dos cañoneras fluviales, el BAP Atahualpa y el BAP Manco Capac, los que no eran aptos para la Armada por su lentitud y mala calidad de sus cañones. Grau llega a las costas chilenas para escoltar un buque que transportaba armas francesas para el Perú. Ahí se da cuenta de los cambios políticos y militares, y de la urgencia del gobierno de aquel país en adquirir buques que superan a la Armada peruana en conjunto. Enterado Balta decide mandar a construir dos blindados que superan en poder de fuego, blindaje y velocidad a los acorazados chilenos, pero la Casa Dreyfus obstaculiza la transacción al pedir un adelanto en los pagos antes del abono de los buques. Esto y el asesinato del presidente Balta a manos de los hermanos Gutiérrez trunca la adquisición de los buques.

 


Tiempo después es enviado nuevamente a costas chilenas y bolivianas, pues el conflicto entre ambos países alertaba al Gobierno Peruano. Grau advierte en varias oportunidades el peligro que suponía el calamitoso estado de la Armada peruana frente a la chilena, que ordenaba la construcción de buques modernos y potentes.


Grau se dedica a recorrer el litoral peruano como Jefe de la Escuadra, ordenando que se muestre mayor énfasis en el adiestramiento de los marinos. Se da cuenta que la inexperiencia es notable y se ha dejado de lado los ejercicios navales para abocarse a las expediciones científicas. Sus viajes a Chile lo preocupan, y denuncia la dejadez de la Armada en el Parlamento y exige tomar en serio las adquisiciones.



Guerra del Pacifico

A principios de abril llega la declaratoria de guerra entre exclamaciones de jubilo de la población peruana, que exigía la intervención y envió de su escuadra a aguas chilenas en defensa de Bolivia. La población ignoraba el calamitoso estado de la escuadra, y vivía aun con la idea de los años de Castilla y Vivanco. El primer combate ocurrió en Iquique, donde el respeto por Grau hacia los vencidos lo convierte en el "Caballero de los Mares". Sus correrías se relatan en los principales periódicos del mundo por la astucia con la que dirige su buque frente a naves superiores en todos los aspectos.

 


El 5 de abril Chile declara la guerra al Perú. Días mas tarde Grau deja su cargo en el Parlamento para comandar al monitor Huáscar.
Al carecer Bolivia de escuadra, el Perú debe soportar el peso de las acciones. La primera medida chilena fue el bloqueo del puerto de Iquique. Grau es enviado a levantar el bloqueo.
Los blindados chilenos iban hacia el Callao cuando la escuadra peruana se dirigía al sur. Ambas se cruzaron sin verse. En Iquique Grau se encuentra con los buques chilenos Esmeralda y Covadonga. El bloqueo se levanta y la Esmeralda es hundida, pero se pierde al mejor buque de la escuadra peruana: el BAP Independencia, que encalla mientras persigue a la Covadonga.
En esta acción Grau se gana el aprecio de los marinos chilenos, al rescatar a los náufragos y enviar a la viuda del chileno Arturo Prat las cosas de su esposo y una carta de condolencias, que es respondida con en agradecimiento. Por esta y otras acciones se gana el apelativo de Caballero de los Mares.




Correrías  y caza del Huáscar

La presión de la población chilena y la prensa se vuelven insoportables. No se puede concebir que un buque de menor blindaje y armamento, y con marineros bisoños, pueda burlar a la poderosa escuadra chilena. Grau capturaba naves chilenas y atacaba puertos chilenos con total impunidad. Cuando los buques chilenos llegaban encontraban solo los daños  y en el fondo los vapores del BAP Huáscar y BAP Unión huyendo... Y se repetía desde Valparaíso hasta Punta Arenas.
Ante esto se reestructura el mando de la escuadra y se toma otras medidas. Ahora la totalidad de la escuadra chilena iba tras la caza de Grau. LA guerra ya no era contra el Perú, sino contra el BAP Huáscar  y su osado capitán.



Grau debe soportar todo el peso de la guerra naval. Por el teatro de operaciones era de vital importancia el dominio marino. El BAP Huáscar y el BAP Unión realizan incursiones en puertos bolivianos, peruanos y chilenos, al punto de exasperar los ánimos de la población chilena y crisis política. El Contralmirante  chileno Juan W. Rebolledo es presionado por el Gobierno chileno, pues dada la superioridad numérica y material de la escuadra chilena, era inaceptable soportar sabotajes y ataques en aguas territoriales. Los ataques de Grau eran precisos, rápidos y evitando siempre confrontar a los buques chilenos, cuyo blindaje no podía ser penetrado por ningún buque peruano.
Todo se agrava con la captura de transportes chilenos, siendo el peor la captura del Rímac, lo que ocasiona renuncias y cambios en la jefatura de la escuadra. Entendieron que mientras exista el BAP Huáscar no se podía dar paso a la fase terrestre, y ya llevaban varios meses en una guerra estancada.
Por ello Rebolledo es relevado por el Capitán Galvarino Riberos en la conducción de la escuadra, y se realiza cambios en el desarrollo de las acciones. La consigna fue cazar al BAP Huáscar. Para ello se conforma dos divisiones con los buques para cercar a Grau.

Combate de Angamos y muerte de Grau

 



Las medidas tomadas por la nueva jefatura chilena dieron sus frutos. La vasta red de informantes alerto a las dos divisiones de la escuadra, quienes acorralaron al Huáscar y lo derrotaron. Muerto Grau y sus oficiales, el monitor peruano fue abordado, evitando así el hundimiento que había ordenado el oficial a cargo. Chile tomo el Huáscar y lo sumo a su escuadra, sirviendo con su bandera el resto de la guerra y varios años después de concluida la misma.


 
 
Para dar caza a Grau se redirige a toda la escuadra chilena para acorralarlo. Se restablece el cable submarino de telégrafos y se prepara una red de informantes a lo largo del litoral chileno y boliviano. Así, cualquier noticia del BAP Huáscar debía alertar a la escuadra. Se reparo los barcos, se reforzó los puertos chilenos y bolivianos y se reestructuro la logística. Medidas que tuvieron sus frutos al poco tiempo...
Al amanecer del 9 de octubre los humos del Huáscar eran avistados por la primera división de la escuadra chilena, lo que les obliga a huir hacia el suroeste. Sin embargo, le salen al frente los buques de la segunda división chilena cerca a Punta Angamos. Al verse rodeado e imposibilitado de huir Grau ordena el repliegue del BAP Unión.



Después de izar la bandera de combate, el BAP Huáscar dispara a los blindados, quienes no contestan hasta estar a 500 y 200 metros. Grau, desde su torre de mando se despide de su oficial de confianza Diego Ferré para diez minutos después morir por el estallido de la torre por una granada.
El mando del buque es tomado por el capitán de corbeta Elías Aguirre, quien al morir es sustituido por diferentes oficiales que caían uno tras otro. Hasta que el teniente primero Diego Gárezon Thomas decide hundir el buque para evitar su captura. Ya con el timón roto, los cañones y ametralladoras destruidos y la mayoría de la tripulación muerta, no quedaba nada por hacer.
Al notar los blindados chilenos Almirante Blanco Encalada y Almirante Cochrane que la nave peruana se iba a pique, ordenan abordarla, obligando con revolver en mano al alférez Herrera de la Lama y sus maquinistas cerrar las válvulas. Apagado el fuego el buque peruano era tomado por fuerzas chilenas y así acababan las esperanzas peruanas.

Legado y reconocimientos del Almirante Grau

Grau mantuvo siempre una conducta intachable, como marino, militar, político y esposo. El respetar siempre al vencido y a la población civil, la conducción de la guerra al resistir contra buques que por sí solos podían destrozar a todos los buques peruanos, le ganó reconocimiento internacional. Miguel Grau es homenajeado en Chile, Bolivia y Perú. Monumentos y calles con su nombre existen también en Argentina y otros países. Además se le considera el peruano mas ilustre del milenio y ejemplo de vida tanto para militares y civiles.
Hoy el Huáscar es conservado como museo flotante en Talcahuano, Chile.

La hidalguía y respeto hacia los vencidos y población civil no pasaron desapercibidas. Tanto en Chile como en Perú y Bolivia se reconoce al Almirante Grau. Monumentos en Argentina, Bolivia, Perú y Chile, calles en diferentes países con su nombre, su rostro en billetes y monedas peruanas y la creación de una Orden de condecoración en la Marina de Guerra Peruana lo demuestran.
Tabloides de Europa y Estados Unidos daban cuenta de sus correrías y posterior deceso. Fue considerado el peruano mas ilustre del milenio y una replica de su escaño se conserva en el Congreso, el mismo que es el primero en ser nombrado en la lista diaria, puesto que pidió licencia para dirigir la guerra pero jamás pudo regresar.
Cada buque insignia de la Marina de Guerra lleva su nombre, y es considerado el héroe máximos de las FFAA peruanas.
 
 

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